La Guardia Civil ha frenado en seco el que podría haber sido el AVE de los caracoles: 430 kilos de caracoles y caracolas silvestres con destino a la provincia de Albacete para su venta ilegal. Un cargamento sin papeles, sin frío… y sin vergüenza, que representaba un riesgo serio para la salud pública.
El hallazgo se produjo durante un control en Rincón de Soto (La Rioja), cuando los agentes pararon una furgoneta “no frigorífica” que llevaba más calor que una terraza en agosto. Dentro, 16 cajas con mallas de caracolas, sumando 160 kilos, sin rastro de trazabilidad: ni etiquetas, ni documentación… ni ganas de cumplir la ley.
El conductor reconoció que procedían de campos de alcachofas, donde los recogía “frescos” para luego guardarlos en una nave con cámara frigorífica, colocarles etiquetas “de la casa” y mandarlos rumbo a Albacete. Vamos, una especie de caracol fashion week, pero versión clandestina.
El SEPRONA, junto a veterinarios del Gobierno de La Rioja, se plantó en la nave y encontró otros 270 kilos de moluscos esperando su momento de gloria… que nunca llegó. En total: 400 kilos de caracolas y 30 de caracoles, decomisados y con el billete a Albacete cancelado por causas “sanitarias”.
Las sanciones pueden ir desde los 401 hasta los 5.000 euros, y no solo por la parte higiénico-sanitaria, sino también por saltarse la normativa de transporte y por “molestar” a la fauna silvestre, cosa que a estos caracoles, vistos los hechos, no les habrá hecho mucha gracia.
La Guardia Civil recuerda que comprar alimentos sin garantías es un riesgo serio… y que, en cuestión de cuernos, más vale no tentar a la suerte: ni en el amor, ni en la mesa.
