La Jefatura Provincial de Tráfico de Albacete ha asumido, a petición del propio Ayuntamiento, la competencia sancionadora en materia de tráfico, circulación y seguridad vial en las vías urbanas del municipio de Riópar.

La decisión, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia, implica que a partir de ahora será la propia DGT la encargada de tramitar y resolver las multas por infracciones cometidas en el casco urbano.

El motivo, según consta en el acuerdo, es la “insuficiencia de medios municipales” para atender adecuadamente este cometido. Con ello, el consistorio delega en la Jefatura de Tráfico tanto la instrucción como la resolución de los expedientes sancionadores, aunque seguirá manteniendo la ordenación del tráfico y la vigilancia en las calles del municipio.

¿Un paso necesario o un control excesivo?

La medida abre varios interrogantes que, por ahora, carecen de respuesta oficial. ¿Será esto un paso hacia una mayor seguridad vial o, en la práctica, supondrá un aumento de las multas que tocará directamente el bolsillo de los vecinos? ¿A dónde irá destinada la recaudación: a las arcas municipales o a las estatales?

En la España rural, donde las costumbres al volante no siempre se ajustan al reglamento, existe la percepción de que la llegada de Tráfico podría traducirse en un control mucho más estricto que el que hasta ahora se ejercía.

“Estamos hablando de un pueblo de 1.300 habitantes. No somos Madrid ni Albacete, y aquí todos nos conocemos. La sensación es que ahora habrá un ojo vigilante más”, explica un vecino consultado por Objetivo Sierra de Albacete.

Preocupación vecinal

Aunque desde el Ayuntamiento se justifica la decisión por la falta de medios, lo cierto es que la medida genera dudas entre la ciudadanía. La ausencia de información clara sobre si este acuerdo tendrá un carácter meramente sancionador o si se complementará con campañas de educación y concienciación alimenta la inquietud.

En definitiva, la entrada en escena de la Jefatura Provincial de Tráfico en Riópar marca un cambio notable en la gestión del tráfico de un pequeño municipio serrano. Falta por ver si servirá para mejorar la seguridad o si, como temen algunos vecinos, se convertirá en una herramienta recaudatoria más.