La Feria de Albacete no solo brilla por su ambiente, su tradición y su capacidad de atraer a miles de visitantes cada día.
Este año, vuelve a poner de manifiesto que es también un ejemplo de seguridad y civismo, gracias al enorme despliegue humano y técnico que vela por el buen desarrollo de cada jornada.
El dispositivo de seguridad es amplio y muy visible, con agentes en las calles, controles de acceso, unidades de emergencias y, como novedad este año, drones de vigilancia que permiten un control en tiempo real de las zonas más concurridas. Todo ello genera en los visitantes una sensación de tranquilidad que se percibe en cada rincón del Recinto Ferial.
“Vengo desde Madrid y lo que más me ha sorprendido es la sensación de seguridad. Se nota que hay un esfuerzo muy grande detrás para que todo transcurra con normalidad”, comentaba un visitante consultado por Objetivo Sierra de Albacete, mientras disfrutaba de la feria con su familia.
El comportamiento del público es otro de los aspectos que marcan la diferencia. A pesar de la enorme afluencia —la Feria de Albacete es una de las más multitudinarias del país—, se respira buen ambiente, respeto y convivencia, factores que convierten a esta cita en única.
La suma del esfuerzo colectivo de fuerzas de seguridad, sanitarios, voluntarios y el propio civismo de la ciudadanía ha hecho que, un año más, la Feria de Albacete pueda presumir de ser “la mejor del mundo”, no solo por su programación y tradición, sino también por su capacidad para garantizar que miles de personas disfruten con total tranquilidad.
