Entre suaves colinas, encinares y bancales donde el silencio se mezcla con el balido de las ovejas, los hermanos Juanjo e Iñaki continúan la historia de su familia desde Finca Morote, en el término municipal de Elche de la Sierra.

Representan a una nueva generación de ganaderos que ha decidido mantener con orgullo la tradición de sus antepasados y demostrar que el campo puede tener futuro cuando se trabaja con pasión y perseverancia.

“Esto viene de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos… Nosotros somos la cuarta generación, y ya los sobrinos empiezan a andar entre los corrales y los tractores”, cuentan con orgullo. “Es una lucha que llevamos casi diez años, pero seguimos con ilusión y con muchas ganas.”

Su incorporación al mundo rural llegó en 2016, poco después de que Iñaki terminara la carrera de Ingeniería Agrícola. El fallecimiento de su abuela, que había regentado la finca durante décadas, marcó el momento de tomar el relevo.
“Empezamos sin derechos, sin ayudas, sin nada. Solo con ganas de trabajar. Poco a poco fuimos consiguiendo derechos de la PAC y ayudas para agricultura ecológica. Y hoy, con esfuerzo, ya estamos certificados como ganaderos ecológicos”, explican.


Un modelo ecológico con raíces en la tierra

Finca Morote ha sabido unir tradición y sostenibilidad. Tras superar el proceso de conversión y certificación ecológica, los hermanos se han consolidado como un ejemplo de ganadería respetuosa con el entorno en la Sierra del Segura.

“Nuestro objetivo es claro: producir carne de calidad sin dañar el medio ambiente. Aprovechamos los recursos naturales, cuidamos el suelo y respetamos el ritmo de los animales. La ganadería ecológica no es más fácil, pero sí más coherente con el futuro del campo.”

El problema, aseguran, es que las ayudas europeas y las normativas no siempre se ajustan a la realidad del territorio.

“En la Sierra hay miles de hectáreas de pinar que no cuentan como pastos a efectos de ayuda, aunque debajo haya romeros, enebros o hierbas que las ovejas sí comen. En los planos aparecen como forestales, pero son perfectamente pastables”, denuncia Juanjo.
“Eso hace que muchos ganaderos de la zona tengan que buscar pastos en otros lugares como Hellín. Nosotros, por suerte, no necesitamos mover el ganado, pero sabemos que para muchos compañeros es un auténtico problema.”


Trabas burocráticas, precios ajustados y una sequía que no da tregua

Como muchos profesionales del campo, los hermanos de Finca Morote coinciden en que la burocracia y la falta de lluvias son los principales obstáculos para la ganadería actual.

“Nos ponen muchas trabas. Todo son papeles, inspecciones, plazos imposibles. Y encima no llueve. Cada año los pastos duran menos y eso encarece todo. Al final, la gente se cansa.”

Pese a todo, este 2025 ha traído algo de alivio: el precio del cordero se mantiene estable, lo que permite mantener la actividad sin pérdidas.

“Un cordero de 20 kilos vale unos 120 euros en vivo. No es para hacerse rico, pero nos defendemos. Después de años complicados, es un respiro”, comenta Iñaki.
“En el campo todo son altibajos. Un año viene una helada, otro una sequía, otro bajan los precios. Lo importante es poder cubrir costes y no tener que poner dinero de nuestro bolsillo.”


El orgullo de seguir, el valor de quedarse

En Finca Morote no hay que hablar de resistencia: se ve. En los corrales, en las manos curtidas por el sol, en cada mirada a los animales. La pasión por el campo se hereda, pero la decisión de seguir es personal.

“Esto lo llevamos en la sangre. Desde críos ya andábamos con los tractores y las ovejas. No sabemos vivir de otra manera. Y aunque el futuro es incierto, no queremos que la ganadería desaparezca de la Sierra.”

Mientras muchos jóvenes se marchan, ellos han apostado por quedarse. Por demostrar que la vida rural tiene valor, identidad y futuro, y que la ganadería sigue siendo una parte esencial de la economía y el paisaje serrano.

“La gente dice que el campo no tiene futuro, pero lo tendrá si lo cuidamos y si las instituciones escuchan. Somos la despensa de Europa, pero a veces parece que se olvidan de eso.”