Hoy, domingo 2 de noviembre, la Sierra amanece más callada, más tranquila, domingo otoñal absoluto.

Ayer fue día de trasiego, de coches en los arcenes y caminos, de familias que volvían a casa después de visitar los cementerios. Ayer los pueblos olían a flores frescas, a incienso, a recuerdos. Hoy, en cambio, todo respira calma.

Los campos santos rebosan de color, recién engalanados. Las flores cubren los nichos y los jarrones desbordan memoria. Es el día después, el Día de los Difuntos, y sobre la tierra húmeda de la Sierra de Alcaraz y la Sierra del Segura reposa una fina melancolía otoñal.

La mañana ha traído una llovizna suave, de esas que no molestan, pero empapan despacio. Entre los picos del Padroncillo, el Mentiras, el Calar del Mundo o la Almenara, las nubes bajan hasta rozar los pinares. Es un paisaje que invita al silencio, a la pausa, al pensamiento.

Hoy no hay tanto movimiento. Solo se escucha el murmullo de algún bastón golpeando el sendero, la bici de los valientes que no entienden de lluvia o el rugido lejano de alguna moto que se atreve a desafiar el asfalto mojado. Los caminos siguen vivos. Los pueblos, aunque más quietos, respiran esa paz que solo el otoño puede traer.

No es un mal día. Es un día hermoso, con otro ritmo.
El otoño tiene esa mezcla de nostalgia y belleza que invita a mirar hacia dentro.
Hay quien prepara la estufa y la leña que cortó el sábado anterior, quien planea el inicio de la recolección de aceituna, o quien simplemente disfruta de un café caliente mirando cómo las gotas resbalan por el cristal.

En algunos rincones que hablan de setas, los “gizcanos”, que este año escasean, aunque estas lluvias animan a salir a buscar, y se respira ese aire puro que renueva el alma. Los árboles tiñen el paisaje de amarillos y ocres, el cielo de gris, y el corazón de serenidad.

Hoy la Sierra se muestra así: tranquila, melancólica, viva, bella.
Porque aunque el día sea corto y el cielo esté encapotado, aquí la vida no se detiene.
El aire huele a campo, a paz, a hogar.

Es noviembre. Es la Sierra. Es vida, incluso entre las flores.

Por admin

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