“Aquí nos conocemos todos y se vive mejor”, aseguran las hermanas, que dejaron la ciudad para empezar una nueva vida en Villaverde de Guadalimar.

Mar y Saray son dos hermanas que, junto a su familia y la otra hermanita más pequeña, decidieron dejar atrás la gran ciudad para encontrar en la Sierra de Albacete un nuevo comienzo. Lo que podría parecer un simple cambio de residencia fue, en realidad, un paso valiente para escapar de una situación de acoso escolar que durante años marcó la vida de la mayor.

Procedentes de Los Montesinos, en la provincia de Alicante, hoy viven en Villaverde de Guadalimar, un pequeño pueblo donde, como ellas mismas dicen entre risas, “se pasa más tiempo en la calle que en casa”. Una infancia diferente, en contacto con la naturaleza, donde todo el mundo se conoce y el colegio se siente “más familiar”.

Mar, la mayor de las dos, estudia 1º de la ESO y reconoce que en el colegio anterior sufrió acoso desde primero hasta sexto de primaria. “Se metían conmigo, me rompieron las gafas, me insultaban… Intenté defenderme, pero el castigo me lo llevé yo”, recuerda con una madurez que impresiona para su edad. “Los profesores no hacían nada y tuve que ir al psicólogo, pero tampoco me ayudaban”.

Finalmente, fue la familia la que tomó la decisión de dejarlo todo y mudarse a la Sierra. “Aquí estoy mejor —afirma—. En el cole me respetan y tengo amigos. Es distinto. Aquí las familias están más cerca y los profes escuchan”.

Saray, la mediana, de ocho años, bromea durante la charla: “Yo soy un bebé”, dice riendo, mientras su hermana la corrige. Las dos comparten travesuras, el cariño de sus padres -junto a la más peque de 4 añitos- y la sensación de haber encontrado un entorno donde pueden crecer sin miedo y disfrutar de la infancia.

“En los pueblos se vive mejor. Aquí todos se conocen, se ayudan, y si pasa algo, los padres están cerca”, comenta Mar.

Ahora, sus días transcurren entre el colegio, las amistades y los juegos por las calles del pueblo, con la tranquilidad que solo un entorno rural puede ofrecer. Saray asegura que no cambiaría su nuevo colegio “por el de Alicante”, porque aquí “hay pocos niños, pero todos se llevan bien”.

Historias como la de Mar y Saray reflejan el valor humano y educativo de la España rural, donde la cercanía entre familias, docentes y comunidad se convierte en una auténtica red de apoyo. En Villaverde de Guadalimar, estas dos niñas han encontrado algo más que un nuevo hogar: han recuperado la sonrisa y la confianza en sí mismas.

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Un comentario en «De huir del acoso escolar a encontrar paz en la Sierra: la historia de Mar y Saray»

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