Nueva reforma de la PAC… y vieja historia.

El consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán, se ha reunido con representantes de Asaja, UPA, COAG y Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha para abordar lo que ya muchos califican como un nuevo golpe al sector agroalimentario. Porque, lejos de suponer un impulso, la “novedosa” PAC viene con el mismo mensaje de siempre: menos dinero, más exigencias.

Y en la Sierra de Albacete, donde la agricultura y la ganadería extensiva ya están al límite, el anuncio no ha sentado nada bien. No solo se trata de recortes –que los hay y severos–, sino de una preocupante falta de claridad en lo que respecta al futuro de las ayudas asociadas a cultivos, ganadería o medidas medioambientales. El propio consejero ha reconocido que el tijeretazo no será del 20% ni del 22%, sino “mucho más profundo”, al tomarse como base presupuestaria el año 2014.

Mientras tanto, los profesionales del campo siguen esperando respuestas. ¿Qué pasará con los pequeños ganaderos que sobreviven a duras penas con un puñado de ovejas o cabras? ¿Y con los agricultores de montaña que dependen de una PAC justa para mantener su modo de vida y su tierra cultivable?

A eso se suma otro frente abierto: los nuevos aranceles estadounidenses. Aunque aún no se conoce la letra pequeña, ya hay temor por los efectos que puedan tener sobre productos clave de exportación como el vino, el aceite y el queso manchego. Y aunque en la anterior era Trump hubo margen para esquivar el golpe (como ocurrió con el queso en cuñas), esta vez la incertidumbre es total.

“La paradoja es que, mientras aquí se hunde el precio de la leche, del aceite o del vino, los consumidores estadounidenses podrían comprarlos más baratos que nunca… pero con el margen de ganancia para el productor hecho trizas”, lamentan desde algunas cooperativas de la comarca.

La situación es especialmente delicada para los pueblos de la Sierra, donde la agricultura y la ganadería no son solo economía, son supervivencia. La PAC –y los fondos europeos en general– juegan un papel esencial no solo en la producción, sino en el mantenimiento de la población rural, en frenar el éxodo y sostener los servicios mínimos.

Desde la Junta se insiste en que el objetivo es “trasladar una posición común al Ministerio como interlocutor ante Europa”. Pero en la Sierra, los hombres y mujeres del campo sienten que ya han escuchado ese discurso demasiadas veces, mientras la tierra se vacía, el pasto se encarece y los números siguen sin salir.

Declaraciones del Consejero de Agricultura de Castilla la Mancha Julián Martínez.