Corría la madrugada del 28 de mayo de 1964 cuando un grupo de jóvenes, armados con viruta de carpintería teñida a mano, decidieron llenar de color las calles de Elche de la Sierra.
Por Objetivo Sierra de Albacete
Elche de la Sierra, Sierra del Segura
Lo que parecía una travesura sin mayor trascendencia acabó convirtiéndose en una de las expresiones culturales más singulares de la provincia de Albacete: las alfombras de serrín.
Al frente de aquella primera intervención, sin permiso ni protocolo, estaba Francisco Carcelén, un joven inquieto que intuyó que el serrín, ese desecho de la actividad carpintera tan común en los pueblos serranos, podía convertirse en materia prima para algo mucho más grande: un arte colectivo, efímero y profundamente arraigado en lo espiritual.
El inicio de una revolución silenciosa
La propuesta fue sencilla pero audaz: embellecer el recorrido del Corpus Christi, no con flores como en otras zonas, sino con virutas de madera coloreadas con tintes caseros, colocadas a mano sobre el empedrado. Al amanecer, el pueblo se encontró con una alfombra multicolor que sorprendió por su belleza y por su atrevimiento.
Lejos de un rechazo, aquella primera alfombra provocó admiración. Lo que nació como una expresión espontánea se transformó, con el paso de los años, en una tradición arraigada que involucra a todo un pueblo. Las calles del centro de Elche se convierten, una vez al año, en auténticos lienzos en los que decenas de peñas vecinales dan forma a composiciones que combinan devoción, arte y técnica.
Arte desde lo rural (foto Turismo Elche de la Sierra)

Francisco Carcelén no era artista, ni artesano profesional. Pero tenía algo más importante: visión y amor por su tierra. Supo ver en el serrín un recurso artístico accesible, manejable y simbólico, capaz de involucrar a toda la comunidad. Con paciencia, fue perfeccionando junto a otros vecinos los sistemas de teñido, las plantillas, las técnicas de compactado. El serrín, humilde y descartado, se convirtió así en un vehículo de expresión para una comarca entera.
Del anonimato al reconocimiento nacional (foto Alcantarilla Digital)

En 1969 se celebró el primer concurso de alfombras y, desde entonces, la evolución ha sido imparable. Elche de la Sierra ha exportado su técnica a otras regiones, ha sido objeto de reportajes televisivos y, en 2014, esta manifestación cultural fue reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Pero más allá del título, lo que se conserva es el espíritu original: el trabajo en equipo, el orgullo por lo propio y el deseo de embellecer lo cotidiano. Las alfombras no solo decoran el paso de una procesión religiosa; cuentan historias, representan símbolos, reivindican identidad.
Más que devoción: sabiduría, arte y comunidad
Hoy en día, Francisco Carcelén ya no está al frente de los diseños, pero su legado vive en cada cuadrilla que se organiza durante semanas, en cada saco de serrín que se tiñe con mimo, en cada niño que aprende a dibujar sobre el suelo de su calle. Lo que comenzó como un gesto artístico individual se ha transformado en una liturgia colectiva, en una expresión de religiosidad popular y en una verdadera obra de arte efímero. Este año 2025 y 2026, la UNESCO podría decidir a favor de declararla Patrimonio de la Humanidad, para Elche de la Sierra sería un premio, a una cultura impregnada en la piel de los elcheños y elcheñas.
Aquí nuestro homenaje
En este reportaje hemos querido rendir homenaje, desde Objetivo Sierra de Albacete, a este elcheño que convirtió la viruta en emoción, y el serrín en símbolo.
Francisco Carcelén no solo fundó una tradición, plantó una semilla de arte y orgullo que sigue floreciendo cada año sobre el empedrado de su pueblo.
Aquí nuestro reconocimiento. Aquí, nuestro aplauso.
Mas información en https://alfombrasdeserrin.com/historia/
