La ganadería extensiva, ese latido silencioso que durante siglos ha mantenido vivo al medio rural, se encuentra hoy al borde de la desaparición.
Así lo ha denunciado en Alto Jalón Radio el veterano pastor de la Sierra de Albacete, Jorge Escudero, acompañado por José Miguel Marco, considerado el último pastor de Alhama de Aragón. Sus testimonios retratan la dureza de un oficio vocacional, marcado por la falta de relevo generacional y por una burocracia que, lejos de ayudar, se convierte en una losa para quienes aún crían rebaños en extensivo.
“No es rentable, es vocacional”
A sus 80 años, Escudero sigue cuidando de sus cabras negras serranas y vacas berrendas, dos razas autóctonas que estuvieron a punto de desaparecer. “No es rentable. Si sigues con esto es porque te gusta, porque te hace ilusión. Yo llevo desde niño enganchado a los animales, pero con las cabras solas no se puede vivir”, confiesa.
Los números avalan su denuncia: “Hace 30 o 40 años vendía un cabrito en 8.000 pesetas; hoy lo vendo en 30 euros, menos que entonces. Mientras, una paletilla en un restaurante cuesta lo que un cabrito entero”.
Más allá de la economía, Escudero reivindica el valor ambiental de su trabajo: “Lo que hacemos es beneficioso para todos: limpiamos el monte, prevenimos incendios y mantenemos el equilibrio ecológico. En Valencia pagan 30 euros por cabra como bombera. Si aquí lo hicieran, hasta sería rentable”, ironiza.
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“Políticos de despacho”
El pastor de la Sierra de Alcaraz critica también la desconexión entre política y realidad rural:
“Los políticos no saben lo que pasa en el campo. Hablan de apoyar la trashumancia y las razas autóctonas, pero luego ponen leyes imposibles, como que confirmes una guía de trashumancia en cinco días cuando tú tardas 15 en recorrer 400 km con las vacas”.
Su conclusión es tajante: “Somos guardianes del territorio, aunque nadie lo reconozca”.
Sin relevo generacional
El futuro de la ganadería extensiva en la Sierra se oscurece por la ausencia de jóvenes: “Todos los ganaderos de la Sierra de Alcaraz tenemos entre 60 y 90 años. Aquí no entra gente joven porque no hay domingos, no hay sábados, ni fiestas. Es muy duro”.
Una realidad que comparte José Miguel Marco, pastor en Aragón, que denuncia además la “burocracia absurda” que ahoga al sector.
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Guardianes invisibles
Ambos coinciden en que la ganadería extensiva fija población, mantiene el paisaje y conserva la biodiversidad. Sin embargo, como recuerda Escudero, “sin apoyo real quedará solo silencio en los corrales”.
📻 Escucha aquí la entrevista completa con Jorge Escudero y José Miguel Marco.
