La felicidad de los españoles vuelve a descender por segundo año consecutivo, según el último informe del Observatorio de Intangibles y Calidad de Vida de la Universidad de Castilla-La Mancha, un estudio nacional elaborado a partir de una macroencuesta con más de 5.000 respuestas verificadas en todo el país y que ya nos hicimos eco en esta publicación, pero hemos querido saber cual es el índice de felicidad en la Sierra y en general en la España Rural, según este estudio.

Pese a que el índice general se mantiene en valores notables, en torno al 7 sobre 10, la tendencia es claramente descendente, con una caída acumulada de medio punto en los dos últimos años.

La desigualdad, el precio de la vivienda y la percepción de corrupción son los factores que más están deteriorando la calidad de vida

Así lo ha explicado en Digital Fly Radio – Objetivo Sierra de Albacete Víctor Raúl López, coordinador del Observatorio, quien ha detallado que el estudio analiza cerca de 45 indicadores distintos y permite clasificaciones por comunidades autónomas, provincias, tamaño de los municipios, renta, género o edad, entre otros factores.

Entre las principales conclusiones del informe, destacan el incremento de la desigualdad social, las dificultades de acceso a la vivienda y la persistencia de brechas por edad, género y origen, factores que están polarizando la sociedad española y afectando directamente a la percepción de bienestar de los hogares.

Castilla-La Mancha y Albacete, por encima de la media nacional

En este contexto general, Castilla-La Mancha presenta un comportamiento relativamente positivo, situándose por encima de la media nacional en varios indicadores. Dentro de la región, la provincia de Albacete ocupa una posición destacada, en torno al décimo u undécimo puesto del ranking provincial, lo que refleja un nivel de calidad de vida superior al promedio del país.

Albacete se sitúa entre las provincias con mejor percepción de calidad de vida en el conjunto de España

El factor rural: más felicidad, pero con condiciones

Uno de los aspectos más relevantes del estudio es el análisis específico del medio rural, una cuestión especialmente significativa para comarcas como la Sierra de Albacete. Según ha explicado López, vivir en un entorno rural suele asociarse a mayores niveles de felicidad que el entorno urbano, pero con importantes matices.

El perfil que obtiene mejores resultados es el de municipios rurales de tamaño medio, generalmente entre 1.000 y 5.000 habitantes, próximos a capitales de provincia y con buena dotación de servicios públicos y conectividad digital. En estos casos, la combinación de entorno natural, cercanía comunitaria y acceso a sanidad, educación y tecnología genera un nivel de bienestar superior al de las grandes ciudades.

Sin embargo, cuando la ruralidad se aleja de estos parámetros, especialmente en municipios muy pequeños, envejecidos y alejados de los servicios básicos, la calidad de vida comienza a descender de forma significativa.

A partir de cierta distancia de las capitales y por debajo de los 1.000 habitantes, la falta de servicios públicos penaliza la calidad de vida

El coordinador del Observatorio ha reconocido que en zonas rurales más aisladas, como algunas áreas de la Sierra de Albacete, se mantiene una alta calidad ambiental y social, pero esta se ve contrarrestada por las dificultades de acceso a sanidad, educación, atención a mayores o vivienda, lo que termina afectando al bienestar general.

Más allá de la macroeconomía

Durante la entrevista, López ha subrayado la importancia de analizar la calidad de vida desde la perspectiva del día a día de los hogares, más allá de los indicadores macroeconómicos. Un enfoque que, según ha adelantado, se reforzará en próximos estudios con análisis específicos sobre envejecimiento, soledad no deseada y digitalización, cuestiones especialmente relevantes en la España rural.

El informe completo está disponible en la web del Observatorio de Intangibles y Calidad de Vida de la Universidad de Castilla-La Mancha.