Han pasado más de cinco meses desde que se anunció con bombo y platillo el inicio de las obras para convertir las antiguas Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz en una hospedería de turismo de calidad.

Pero a pie de calle, en el histórico complejo fabril de Riópar, no hay rastro de maquinaria, obreros ni andamios. Ni carteles. Ni vallado de obra. Solo el silencio de lo que fue.

En febrero de este mismo año, el entonces presidente del Patronato del Parque Natural y exalcalde, Federico Moreno, declaraba a medios como Cadena SER que los trabajos “ya habían comenzado”. Se hablaba de una inversión superior a los seis millones de euros y de una ejecución en poco más de dos años. Una transformación ilusionante para Riópar, con un hotel de 40 habitaciones, restaurante, zona de eventos, museo y 40 empleos directos. Pero lo cierto es que ni vecinos ni empresarios locales han visto aún una sola señal del inicio real de la obra.

Anuncios que no se cumplen

La UTE Cotodisa-Alborada fue adjudicataria de las obras el pasado mes de mayo. Desde entonces, el proyecto parece atrapado en el eterno “ya empieza”. Según los plazos oficiales, todo debía estar en marcha este verano. Pero el calendario avanza y el solar histórico de las Fábricas sigue exactamente igual.

Daniel García Alarcón, actual alcalde de Riópar, mostraba hace unos meses su esperanza: “Este proyecto es clave para dinamizar la oferta hotelera y garantizar más estancias”. De momento, esa expectativa se sostiene únicamente en el papel.

Entre la ilusión y la paciencia

La futura hospedería forma parte del programa de Hospederías de Castilla-La Mancha, una red impulsada por la Junta para recuperar patrimonio histórico con fines turísticos. En la teoría, es un proyecto redondo. En la práctica, la espera empieza a inquietar.

Los vecinos de Riópar, acostumbrados a ver promesas que se diluyen con el tiempo, piden explicaciones: ¿por qué no se ha iniciado la obra en tiempo y forma?, ¿se está cumpliendo el contrato de ejecución?, ¿cuándo se colocará al menos el cartel de inicio?

Mientras tanto, el turismo rural sigue haciendo malabares con plazas limitadas, y el Museo de las Fábricas —con gran valor histórico e industrial— espera su complemento natural: un lugar donde los visitantes puedan quedarse, descansar.

¿Y ahora qué?

Desde Objetivo Sierra de Albacete pedimos claridad. Una obra de esta envergadura no puede quedar diluida en titulares sin concreción. No es solo un proyecto turístico: es una oportunidad de desarrollo, empleo y orgullo local. Y no es poco lo que está en juego.

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