En la Sierra de Albacete, la Lotería de Navidad no se vive como un simple sorteo, sino como una tradición profundamente ligada a la vida social de los pueblos.

Cada 22 de diciembre, el bombo del Teatro Real resuena también en bares, comercios, asociaciones, peñas y cuadrillas, donde los décimos casi nunca se juegan solos, sino compartidos.

En la Sierra, la Lotería de Navidad no se compra: se comparte

Es habitual que buena parte de los números se adquieran en forma de participaciones vinculadas a clubes deportivos, hermandades, asociaciones culturales o negocios locales. Un sistema que convierte cualquier premio, por pequeño que sea, en una alegría colectiva y en un alivio repartido.

Esta forma de jugar explica por qué, cuando la suerte ha sonreído en algún municipio serrano, el impacto social ha sido inmediato. En años recientes, premios de la Lotería de Navidad han llegado a puntos de la Sierra del Segura y la Sierra de Alcaraz, generando no solo titulares, sino un ambiente de celebración que trasciende lo económico.

Más allá de los premios concretos, las cifras reflejan la importancia del sorteo en la provincia. Albacete vuelve a situarse entre las provincias con mayor gasto medio por habitante en Lotería de Navidad dentro de Castilla-La Mancha, un dato que confirma el arraigo de esta tradición en el territorio.

Cada décimo jugado en la Sierra lleva detrás una historia, un grupo y una ilusión compartida

En los pueblos serranos, la mañana del 22 de diciembre se sigue viviendo con radios encendidas, televisores encendidos en bares y conversaciones cruzadas en cada esquina. Aunque no toque el Gordo, el simple hecho de comprobar los números forma parte del ritual navideño, tan propio como los turrones o las reuniones familiares.

El Sorteo Extraordinario de Navidad reparte miles de millones de euros, pero en la Sierra el verdadero valor está en la ilusión común. Porque aquí, ganar nunca es solo cosa de uno.