El pasado 27 de julio se cumplía 8 años del incendio de Yeste, uno de los bomberos forestales que junto a otros compañeros intervinieron en ese incendio un 27 de julio de 2017,en la web rutas y recorridos, hace una reflexión, invita a no olvidar.

Por Antonio Iván Rodríguez Guerrero Vecino de Yeste, Bombero forestal. Jefe de Unidad Helitransportada de Molinicos

¡Aún no han pasado 10 años y poco a poco ya se van diluyendo los recuerdos! El mal de toda sociedad es no trabajar la memoria para evitar que lo ocurrido no vuelva a ocurrir o, por lo menos, si ocurre, estar preparado. #IFYeste 2017.

Recuerdo que era jueves y como es costumbre en el pueblo la gente estaba en el «Mercado».

Hay situaciones a lo largo de la vida que ni de lejos uno puede borrar de la memoria; recuerdo que era jueves un 27 de julio y como es costumbre en el pueblo la gente estaba en el «Mercado».

Aquel día estábamos haciendo preparación física cuando, de repente a las 11:18 horas, Alberto Lecegui —compañero que ya no está con nosotros (D.E.P.), y que rara vez fallaba— avisó de una columna de humo por la zona de La Parrilla. ¿Cómo podía ser? La caseta de Peña Bolomba operaba por otro canal… pero Alberto, gran profesional, la localizó con precisión.

Desde ese instante, comenzaron a abrirse de nuevo las páginas de un libro que empecé a escribir en 1994, y que aún tenía capítulos en blanco. Íbamos de camino a un GIF, otro en el municipio. 

Si hay algo que puedo decir tras haber vivido este incendio, es que la pendiente y el miedo se alinearon por completo. Los demás factores se iban sumando poco a poco, y aunque siempre debemos tener presentes muchos elementos en una emergencia, hay algo que no debemos olvidar nunca: el objetivo principal de cualquier director o directora de una emergencia es proteger a las personas y a los trabajadores. Eso siempre está por encima de todo.

A la hora y media de su inicio, el incendio se encontraba ya fuera de capacidad de extinción para el personal que estábamos en tierra, el terreno presentaba mucha pendiente y el avance era muy lento.

Así lo escribo en mi informe de intervención, como primera unidad que llego a la emergencia, junto con mis compañeros/as de Yeste y la helitransportada de Molinicos.

El envite del primer día ya lo había dominado el fuego, dará que hablar. Así qué… ºNos retiramos a base después de 12 horas en el incendio (así lo marca la ley).

Durante los siguientes días, todo cobró una dimensión exagerada, muchas hectáreas afectadas, evacuaciones, incomprensiones, limitación de movimiento y evidencias de que a veces los libros se abren también para muchos que consideraban tener certezas y ven que no, que la complejidad debe afrontarse con otras formas de trabajo que a día de hoy aún no manejamos.

Ser bueno en 50′ no nos convierte en efectivos, sino en el alimento de lo que está por venir. 

Si hay algo en lo que más fallan quienes están al cargo de los dispositivos de prevención y extinción de incendios forestales, es en considerar que »ser buenos extinguiendo incendios en los primeros 50′ no nos convierte en efectivos, sino en el alimento de lo que está por venir», ecologistas y forestales lo llaman la paradoja de la extinción, y tiene su lógica.

El gran problema de los dispositivos de prevención y extinción está en el 0,2% de los incendios, en aquellos que evolucionan a GIF, principalmente porque estamos demasiado acostumbrados al ataque directo, a la llama y no preparamos el terreno para la recepción. (No todo depende del trabajo de los bomberos/as forestales, la ordenación territorial, urbanística, el abandono agro-forestal y la escasa conciencia del riesgo tampoco ayudan).

Aquel incendio empezó a tener los ingredientes necesarios para ser de larga duración, 8 días para su control y 13 para su extinción, con todo lo que conlleva trabajar en 3.200 hectáreas durante ese número de días, con numerosas personas evacuadas y con aldeas afectadas por completo, como los Campos o las Quebradas.

La emergencia finalizó el 9 de agosto, cuando se declaró extinguido el incendio. Sin embargo, aún quedaba hacer la digestión del evento en todos los niveles: como vecino, como concejal, como bombero. Y ya os digo yo que fácil no fue. Pero, cuando uno se toma las cosas en serio y con verdadera preocupación, nada suele ser fácil o sencillo.

Volví varias veces a recorrer lo trabajado aquel 27 de julio de 2017. Durante años caminé por la línea que defendimos ese día, buscando respuestas, intentando encontrar certezas a todo lo vivido. Y sí, como parte de todo ese proceso, aquel incendio me marcó. Me señaló un camino. Era el momento de volver a las aulas. Era la hora de tomar una decisión.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *