El cuarto y último encierro de las fiestas de Riópar se celebró esta mañana dejando un sabor de boca inmejorable.
Más dinámico y entretenido que en jornadas anteriores, los dos toros previstos entraron al juego como esperaba el público, ofreciendo la emoción y la chispa que caracteriza a estos festejos tan arraigados en la Sierra del Segura.
Con una carrera vibrante y corredores entregados, el ambiente en las calles se convirtió en el mejor reflejo de lo que son los encierros de Riópar: tradición, adrenalina y un punto de encuentro para vecinos y visitantes.
Este último encierro ha servido de broche de oro para cerrar el ciclo taurino, en el que la ganadería Valle Lindo ha sido protagonista. Y aunque el ánimo sigue en todo lo alto, poco a poco la realidad se impone: las fiestas encaran su recta final y Riópar comienza a decir adiós -con permiso del fin de semana- a unos días intensos de música, encierros, convivencia y alegría compartida.
La despedida será, como siempre, con la satisfacción de haber vivido juntos la mejor semana del año, y con el recuerdo de un pueblo que, durante estos días, late al mismo compás.






 
                    