La Casica de Bienservida se vistió de fiesta este pasado fin de semana, acogiendo un entrañable taller que combinó a la perfección el espíritu festivo, la tradición gastronómica y la magia del cine.

Niños y niñas, madres, padres, y abuelos llenaron las instalaciones en un encuentro que busca rescatar y celebrar las costumbres invernales de nuestra sierra.

Rescatando la Tradición del Buñuelo

El encuentro comenzó con la estrella de la tarde: el buñuelo. ​Las cocineras ​d​e la tarde -nuestra Juani, de Villarodrigo, y María Jesús, dueña de La Casica-, se arremangaron para aprender el arte de hacer la masa, una tradición dulce ligada históricamente a las épocas de frío en nuestra comarca. Esta actividad no solo fue un aprendizaje culinario, sino también un emotivo acto de rescate cultural, manteniendo viva la costumbre de preparar estos deliciosos dulces caseros.

De la Cocina a la Cuentacuentos: Scrooge en La Casica

Mientras la masa reposaba y se preparaba el ingrediente esencial —el aceite de la cooperativa local, Oleumbida— para el gran momento de la fritura, la organizadora, Paloma, tomó el relevo. Con gran soltura, se convirtió en cuentacuentos, ofreciendo un divertido resumen del clásico de Charles Dickens, «Cuento de Navidad».

Los más pequeños no tardaron en contagiarse del humor gruñón del avaro personaje Scrooge, repitiendo a coro su famosa frase: “¡Paparruchas!”. Este intermedio narrativo sirvió de antesala perfecta para lo que vendría después.

Magia en La Almazara: Un Viaje Navideño a Londres

Tras la inesperada (pero deliciosa) espera, el salón La Almazara se transformó en una acogedora sala de cine. El público se sumergió en las calles de Londres, acompañando a Scrooge en su transformación guiada por los tres espíritus navideños, gracias a la popular versión de Disney del clásico.

Merienda de Época y Fiesta Improvisada

Y, por fin, llegó el momento más esperado: ¡la merienda! El chocolate caliente y los buñuelos ​r​ecientes no dieron tregua. Las cocineras no daban abasto, sacando bandejas y bandejas de ricos buñuelos fritos en aceite​ proveniente ​d​e los montes de alrededor, garantizando que nadie se quedara sin probar el dulce recién hecho.

Con la energía de la merienda, la celebración se trasladó a la terraza. Bajo una espectacular noche estrellada y con la silueta de la sierra como telón de fondo, los peques improvisaron su propia fiesta. Sacaron proyector y altavoz para montar un baile espontáneo, demostrando que ¡La Casica estaba llena de vida!

“¡Viva el espíritu navideño y nuestra rica gastronomía! Mantener estas costumbres, fomentar la unión entre vecinos y apoyar nuestros productos de kilómetro cero, como el aceite de nuestra cooperativa Oleumbida, es la clave para que nuestros pueblos sigan latiendo con fuerza. Compartir el pan… y el buñuelo, es compartir la vida.”

Desde La Casica ​de Bienservida se lanza un mensaje de unidad y apoyo a lo local, reconociendo el valor de nuestras cocineras de toda la vida y la importancia de mantener vivas las tradiciones en nuestro querido pueblo.

¡Felices Fiestas!