Con un estallido final de pólvora y color, Villaverde puso punto y final a sus fiestas patronales en la noche del domingo.
El espectacular castillo de fuegos artificiales iluminó el cielo serrano y sacudió las calles del municipio, convirtiéndose en el broche de oro de un programa festivo que ha dejado sensaciones encontradas entre los vecinos.
El lunes se mantiene como jornada festiva local, al trasladarse la celebración del domingo, pero lo cierto es que muchos villaverdosos, villaverdosas y visitantes que residen fuera ya hicieron las maletas para volver a sus lugares de trabajo. El desfile de coches cargados y las maletas por las calles se convirtió en una estampa habitual, entre caras de resignación por el regreso a la rutina.
“Otros años incluso se prolongaban durante dos fines de semana; cada vez vamos a menos y a peor”, comentaba un vecino a nuestra redacción.
Las fiestas, según la opinión generalizada de los vecinos, “han estado bien”, aunque no han faltado las voces críticas que comparan con ediciones pasadas.
El espectáculo pirotécnico, por tradición uno de los momentos más esperados, también dejó cierta preocupación. Algunos vecinos mostraron su malestar por los efectos del ruido en sus mascotas.
En concreto, se ha notificado la desaparición de un perro llamado Coco, que huyó presa de la ansiedad durante el lanzamiento de los fuegos.
Entre luces, estruendos y despedidas, Villaverde cerró sus fiestas patronales de 2025, recordando que la pólvora sigue siendo un elemento inseparable de la celebración, aunque no exento de debate.

 
                    