Señoras, señores, seres de luz que aún creen en la meritocracia: hoy venimos a hablar de algo muy español… adornar el currículum.

Que si un máster que no es, un curso que era gratuito y se pone como “formación especializada”, un nivel de inglés “medio alto” que en realidad es ver pelis con subtítulos… ¡Vamos, que todos en algún momento hemos convertido la búsqueda de empleo en un ejercicio de ficción creativa!

Pero ah, amigas y amigos, ahora eso se ha convertido en pecado capital. ¡Herejía! ¡A la hoguera laboral! Porque resulta que falsear el CV ya es motivo de dimisión fulminante, si no que se lo digan a Noelia Núñez, que ha dimitido por engordar su experiencia profesional más de la cuenta. No robó, no plagió, no hizo trampa en el Monopoly… solo puso “Jefa de Comunicación” cuando era “Colaboradora de redes”. Pero claro, en política ya se sabe: lo importante no es la ética, sino la estética del escándalo.

Y uno piensa… “¿De verdad esto es peor que los que plagian tesis enteras, colocan familiares, se embolsan dietas inexistentes o reparten comisiones como confeti en boda de ricos?” Porque si eso no los ha hecho dimitir, que una línea de currículum tuneada lo haga… suena más a postureo que a purismo moral.

Aquí en España somos más de Lazarillo que de Kant. La picaresca está en nuestro ADN patrio, como el jamón, el botijo y la cola para el médico. Engordar el CV no es bonito, no es ético, pero tampoco es para rasgarse las vestiduras. Si vamos a pedir dimisiones por cada currículum maquillado, nos vamos a quedar solos en el Parlamento. Bueno, solos y con los de siempre, que saben moverse en la niebla de lo legal con la agilidad de un ninja con máster real.

Noelia, hija, igual pecaste de ingenua: pensaste que dimitir te haría quedar como ejemplo. Pero ya verás que los ejemplos, en política, se usan más bien poco. Si acaso para dar lecciones, pero no para imitarlos.

Así que, desde este rincón editorial, te decimos: no hacía falta, mujer. Que en este país solo dimiten los que quieren.

Porque aquí, cuando te pillan, el manual es claro:

  1. Lo niegas todo.
  2. Lo matizas.
  3. Dices que es un ataque político.
  4. Y si no cuela, te vas… a otra lista.

¡Viva el currículum embellecido, siempre que no sea el nuestro y el de los otros sí!

Por César Martínez.

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